-No
tengáis miedo. No hemos venido a haceros daño alguno.
La Providencia ha querido por casualidad, que encontremos nuestras
raíces como seres humanos. Nosotros somos vuestro futuro y
vosotros nuestras raíces. Todavía estamos aprendiendo
vuestra lengua, por lo que nos dirigimos a vosotros por simple
telepatía. Ahora, os voy a dejar en libertad. Me gustaría
mucho que no salieseis huyendo. Dentro de breve tiempo, estaremos en
condiciones de hablar directamente con vosotros. Repito: Lo nuestro,
ha sido un puro accidente, y al cual agradezco, por haber hallado el
eslabón perdido de nuestra raza. Ahora vendrá mi
compañero y jefe, y os pondrá al corriente de todo lo
acontecido.
Robert,
estaba boquiabierto por lo que sus ojos veían y sus oídos
oían. Aquel gigantón de más de dos metros y
medio, le serenaba el espíritu y sosegaba su Alma con aquel
hablar tan dulce y lleno de matices. Mientras Elena pensaba otras
cosas. Cosas de mujeres. Ya era libre, pero seguía en
la misma posición admirando el cuerpazo de aquel gigante. La
sonrisa de Brek, se distendió a la par que señalaba
risueñamente a la hermosa joven. Tras varios minutos de
contemplarse mutuamente, apareció en escena el compañero
de Brek.
-Hola
amigos. Perdonad nuestra intromisión, pero como os ha
explicado mi compañero Brek, todo ha sido por culpa de nuestra
nave. Seguíamos una ruta para encontrar un nuevo Mundo apto
para nuestras gentes. El Destino nos ha sido favorable, y jamás
hubiésemos creído poder encontrar nuestro antiguo
Planeta y cuna de nuestra civilización. Somos hermanos y como
tales nos comportaremos.
-¿Qué
te parecen nuestros hermanitos Elena?
-Tengo
la impresión de que se están burlando de nosotros.
¿Cómo creer que ellos son nuestro futuro y nosotros su
pasado?.
-Porque
si quisieran, nos aplastarían como simples
cucarachas.-Vaticinó Robert.
-No
tenéis que temer nada de nosotros. Nuestro Planeta es mucho
más grande que el vuestro, aunque a decir verdad, este es
mucho más bello. Nuestra estatura con referencia a la vuestra,
se debe a la menor gravedad del nuestro al vuestro. De todas maneras
en nuestro habitad, ya se superan los 3 metros y algunos más.
Nuestra condición errática simplifica el crecer menos,
ya que estamos viajando constantemente por el Espacio con resortes de
gravedad máxima.
Nuestra antigua raza, salió de este
Planeta hace miles, tal vez un millón de años a la
búsqueda de un Mundo mejor. Según dicen nuestros
ancianos, tuvieron que huir después de una cruenta guerra
civil entre hermanos. Según nos cuentan nosotros perdimos y
fuimos desterrados. Algo tuvo que ocurrir, para que una parte de de
nuestro Pueblo, perdiese su sabiduría y terminase
convirtiéndose en simples ignorantes. Por lo visto la unión
carnal entre ellos y los aborígenes les llevó a ello.
.-A eso si te puedo responder gigantón. El ser humano, es
envidioso, codicioso, embustero, cínico, irresponsable,
lujurioso, ladrón, embaucador y criminal en potencia. Y es
capaz de matar a otro ser humano, solo por poseer lo que tiene. Y aún
te podría decir más cosas negativas que no tienen
nombre. Un ser humano es capaz de matar a su Madre y a sus hermanos
por el cochino dinero, de una simple herencia. No siente respeto
alguno por su entorno. Le importa un pimiento la Naturaleza. Está
convirtiendo este Planeta en un cubo de basura. Está haciendo
posible que los pocos animales que quedan desaparezcan. Han
convertido los Océanos y mares, en puros detritus. Está
destruyendo los bosques por pingües beneficios. Las Religiones
nos maldicen, mientras que nos atropellan con sus duras criticas, mientras éllos viven tan ricamente. Los Políticos: Una
raza aberrante, mafiosa y ladrona, cómplices de sus compinches
más poderosos.
Empresarios embaucadores, falsos y
explotadores. Y por último, el vecino envidioso, el
compañero de trabajo, el amigo que busca concubina con las
mujeres de sus amigos, el maldito cien millones de veces, del
Pederasta, del maricón vicioso y convertido en el "Ambiente". El cabrón consentido, el vago busca vidas, el chorizo
medianero, los viciosos carnales, salidos de los Armarios, los
“Otros”, que hacen más daño y no salen de el, los
violadores de calle, los que violan las Leyes, las concubinas de los
sacerdotes de Pueblos pequeños y grandes, los violadores de
infantes y un largo etc. etc.
Con el cual no acabaría nunca.
Esto es lo que es el ser humano. Es más; los pocos honrados
que quedan, son porque no han tenido su oportunidad. Supongo que si
es cierto lo que contáis que vuestra raza proviene de la
nuestra, no creo que halláis cambiado mucho en lo referente a
la honestidad y a la honradez.
Zalkor
y Brek se miraron a los ojos. Aquel pequeño diablo de
hombrecillo, había agrietado su memoria, con respecto al
engaño del Directorio. En su Planeta, las Leyes se establecían
según la cuota de popularidad de sus ciudadanos. ¿Tendría
razón aquel pequeño ser, de que los genes hereditarios
no pueden engañar? Ellos se consideraban honrados, y hacían
las cosas sin egoísmo personal alguno, pero siempre les
quedaba la duda y la critica hacia el Directorio.
Últimamente
no estaban muy conformes con las decisiones del Directorio. Había
alguna Ley que discriminaba a los ciudadanos más débiles,
y fortalecían a los más poderosos. Ellos llevaban más
de un Krik "50 años", navegando por el Espacio, pero recibían
constante información de su Planeta. No todo iba tan bien como
al principio, pero dentro de los limites, los ciudadanos vivían
bien y en armonía. Los trabajos más ingratos, los
realizaban las maquinas. El ocio abarcaba casi todo el Lux "Día",
salvo para aquellos ciudadanos que salvaguardaban el Orden, que era
escaso tiempo.
Estos ordenadores de ciudades, se les compensaban con
unos derechos superiores a los ciudadanos normales. Ambos jóvenes
volvieron a la realidad. Aquel hombrecillo les había abierto
los ojos de la corta diferencia que les diferenciaba de ellos, pese a
su técnica. Salió de su momentánea abstracción
dubitativa y se dirigió a su compañero.
-Me
temo que tendremos que ocultar nuestra nave a los ojos indiscretos de
estos seres. Según ellos, existe una ciudad muy cercana, y por
lo tanto, no vamos a dejar que lo nuestro sea un posible trofeo de
feria. Habrá que sacar nuestra nave de ese socavón, y
trasladarla a otro sitio.
-Estoy
de acuerdo contigo. Por la información que tengo, incluso
tienen ejercito y sus lideres son extremadamente peligrosos. No me
gustaría tener que neutralizar a todo género de seres
que se acerque aquí Zalkor.
-Pues
habrá que ponerse manos a la obra Brek.
-¿Qué
hacemos mientras tanto con ellos?. No quisiera dañarlos, pero
si lo dejamos en plena libertad, seguro que huyen y pueden dar la
alarma Zalkor.
-Prepara
tu pistola Brek. Los dejaremos semi.-inconscientes durante el tiempo
que necesitemos...
-De
acuerdo Zalkor.
El más
joven de los extraterrestres llamado Brek desenfundó su arma reglamentaria, y la apuntó
hacia los dos jóvenes. Un corto relámpago de color
verdoso, surgió del arma rodeando los cuerpos de Robert y
Elena. Ambos jóvenes quedaron de pié en la misma
posición.
Los
gigantescos jóvenes se adentraron en la nave y se dispusieron
a conectar los motores. A los pocos segundos, la gran nave se elevaba
del gran socavón, aterrizando a unos cuantos cientos de metros
del lugar en el cual se encontraba.
-Vamos
a ocuparnos de nuestros hermanos. Brek, coloca el escudo de
invisibilidad de la nave, y saca la Exglotier de la esclusa. Me temo
que para salir de estos parajes, tendremos que usarla.
La
Exglotier, era una especie de nave diseñada para casos de
emergencia en el supuesto de accidente de la nave nodriza. Esta
pequeña navecilla, portaba a bordo todos los elementos
disuasorios, en los casos de ataques. Su diámetro, superaban
los 100 metros, y estaba diseñada para cualquier evento en
Planetas extraños. La nave nodriza, portaba en su bodega a 10
de estas navecillas auxiliares, y por supuesto de ataque.
-Bien...
¿Cuál es nuestro próximo paso Zalkor?.
-Invitar
a nuestros jóvenes hermanos a subir a la nave, y hacer una
incursión por este precioso Planeta.
Brek
desplazó la nave hasta el sitio ocupado por Robert y Elena. Un
gran rayo succionador atrapó a la pareja, elevándola
hasta el interior de la nave. Los jóvenes, comenzaban a salir
de su modorra, y ya estaban reaccionando dentro de sus pobres
fuerzas.
-¿Qué
ha pasado Elenita?. Me encuentro como si hubiésemos estado
trabajando a pico y pala todo el día.
-Al
igual que yo. Solo recuerdo el encuentro de esos dos seres y poco
menos.
-¿Estas
bien, te duele algo?.
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